“La
unidad es necesaria para la clase obrera […] Los obreros separados no son nada,
los obreros unidos lo son todo”
Lenin
“A propósito de la Unidad obrera”
Los trabajadores
son centrales en la conducción de las luchas de los sectores populares, así
como en la destrucción del capitalismo. Los sindicatos, organismos con que
históricamente se ha dotado la clase para enfrentarse a la burguesía, deben ser
espacios de lucha, construcción y discusión para no solo conseguir
reivindicaciones económicas, sino para dar contenido a un proyecto histórico
como es el gobierno de los trabajadores: el socialismo. Ante eso y tras años de
descomposición ideológica, orgánica y
sectorial un nuevo sindicalismo en Chile empieza a levantarse, retomando
las prácticas históricas con que los trabajadores han llevado adelante sus
proyectos.
SINDICALISMO
CLASISTA Y COMBATIVO
Desde el 2006 y
tras el cierre de un ciclo y la apertura de otro, con nuevas luchas entre los sectores
populares hemos visto la lenta recomposición de sindicatos y de organizaciones
de trabajadores. La huelga forestal en donde, en medio de enfrentamientos muere
Rodrigo Cisternas; la lucha de los salmoneros un año más tarde vienen a
demostrar la fuerza y la capacidad combativa de los trabajadores al enfrentarse
a la patronal. Así tras un lento despertar vemos dos cuestiones esenciales: un
aumento en la cantidad de sindicalizados, la segunda: la huelga como principal
forma de lucha de los trabajadores, ha sido retomando poco a poco por estos
sectores.
En los últimos
años (2013-2014) hemos sido testigo de prácticas de solidaridad y consciencia,
que a pesar de ser germinales, nos indican el avance de posiciones que
cuestionan el actuar conciliador que ha sido la tónica de los últimos años y
que proponen la construcción de una alternativa real, para los trabajadores y
trabajadoras. Así, la lucha de los subcontratistas del cobre, vienen a
cuestionar radicalmente la lógica del subcontrato, el paro nacional portuario
del 2013, donde la mayoría de los puertos del país (sector estratégico para la
burguesía) paralizaron sus actividades en solidaridad por la lucha que estaba
llevando solo uno de ellos. La paralización nacional de trabajadores de la
basura, la huelga llevada a cabo por distintos sindicatos de UNIMARC, así como
la huelga de más de un mes realizada por el sindicato interempresa de
Monserrat, junto con la masiva movilización de los trabajadores de Correos de
Chile, vienen a demostrar y a retomar prácticas que no vimos en los noventas y
parte de esta década: unidad en la lucha, masividad y altos niveles de
combatividad. Además un cuestionamiento que trasciende la lógica economicista
(germen de consciencia revolucionaria) en donde los trabajadores identificaban
claramente quien se negaba a darles lo que necesitaba: su patrón. Así las
luchas (a pesar de llegar a distintos resultados, a veces ganando y otras
perdiendo) fueron escuelas y acumulación de experiencias para aquellos que
participaron. El paro nacional convocado para el 26 de Junio, por los
trabajadores del cobre y los portuarios exigiendo distintos derechos patronales
fueron una demostración y expresión de las contradicciones y el carácter
irreconciliables de las mismas.
La configuración
de un nuevo escenario sindical combativo tiene además otra tónica: ninguno de
los sindicatos ni trabajadores antes nombrados están afiliados a la CUT,
organismo fundada en los 80’s por la DC y que desde entonces no es más que
servil a los intereses de la burguesía. Si incluso se junta y toma acuerdos en
“representación” de los trabajadores con la CPC, organismo de los patrones en
donde definen las políticas a implementar para mantener sus tasas de ganancia.
La CUT ha sido enfática y clara: rechazan el renacer de la huelga en Chile y de
las prácticas combativas que se han ido implementando. La CUT les dio la
espalda a los trabajadores y al pueblo. Ante eso y tras la política
implementada por algunos sectores ¿debemos recuperar la CUT? La respuesta,
viene dada claramente por los sindicatos más conscientes. La recuperación de la
CUT, solo significa entrar a disputar una organización viciada, con una mayoría
de militancia concertacionista y que sobre todo es servil a los intereses de la
burguesía, es decir, defiende los intereses de los enemigos de los
trabajadores. La necesidad por tanto, es la unidad, la unidad de los
trabajadores en una nueva central que acompañe, dirija y levante las luchas de
los trabajadores y del movimiento popular en su conjunto. El clasismo viene dado
justamente por esto, el formar parte y ser integrante de una clase y reconocer
a nuestros enemigos saber que tenemos intereses contrapuestos y que jamás
podremos ponernos de acuerdo, es tener por tanto vocación de poder, la
destrucción del capitalismo y de su Estado, y la construcción del Socialismo,
la dictadura del proletariado en donde se acabe con la explotación, sustento
material de la dominación de la burguesía.
Por eso la
construcción de un sindicalismo clasista y combativo, el germen de consciencia
y organización de las luchas populares, pasa necesariamente por algo que va
ligado a todo aquello: el Partido y la dirección revolucionaria. Este año es
por tanto un año de luchas, de enfrentamiento y de organización: POR UN
SINDICALISMO CLASISTA Y COMBATIVO, A LUCHAR, CREAR PODER POPULAR!!
Un aporte desde "La Clase"
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