De joven abraza la lucha bajo las banderas del Movimiento
Juvenil Lautaro, en donde desde temprano destaca por su entrega y consecuencia.
Alegre hasta decir basta, risa contagiosa, valentía en la
lucha concreta, transparencia en sus planteamientos.
Amante y padre de la pequeña Victoria, común y corriente; la
diferencia en el estaba en que era un subversivo sin vuelta, que anhelaba la
construcción del Chile Popular, feliz y pleno.
De a poco fue saltando hacia más y más responsabilidades, de
dirigente social pasa a ser parte de la dirección del Regional Sur de Lautaro
el año 90, allí pasa a formar parte de la milicia Regional donde participa en
innumerables acciones, especialmente en la recuperación de camiones con
mercadería, que posteriormente eran repartidos en sectores populares.
El año 91 es elegido por sus méritos, miembro del Comité
Central de Lautaro y a la vez pasa a formar parte de las Fuerzas Rebeldes y
Populares Lautaro, estructura político-militar mas especializada de la
organización.
Estando en la ciudad de Coquimbo en una expropiación del
Banco Santander de esa ciudad, cae muerto en combate cubriendo la retirada del
resto de compañeros de su escuadra, junto con el caen Amalio y Rorro, jóvenes
lautarinos tan bellos y plenos como el.
Enrique (“Joaquín” en la intimidad Lautarina) es de aquellos
imprescindibles en la lucha por la felicidad de nuestro pueblo.
Como muchos lautarinos y lautarinas, Enrique no compro el
cuento de la “Alegría ya viene” y su ejemplo demuestra la certeza de su
decisión de vida plena.
Enrique es de aquí, de esta esquina de Pueblo, no es alguien
lejano.
Sus aromas y sonrisas se funden con este presente de
Lucha.
Un aporte
desde el pueblo pobre en lucha
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